Hoy, en nuestro medio, las cosas son distintas, pero nos vemos enfrentados a multitud de “estresores” (factores de estrés) internos y externos, amenazas reales o percibidas, que, aunque de naturaleza distinta, ponen en marcha respuestas similares. El estrés no es negativo en sí mismo. Al contrario, se trata de un mecanismo de respuesta para adaptarnos al entorno y tener más posibilidades de éxito frente a un cambio en el medio o una amenaza.
Se considera que el ruido es un factor estresante físico ambiental (vibraciones del aire percibidas como sonido no deseado), externo (proviene del exterior), común (por lo extendido que se encuentra) y no específico (que nos puede afectar por los mismos mecanismos que lo hacen otros “estresores”).
El ruido pone en marcha nuetro organismo.
Como otros factores de estrés ambiental y psicosocial, el ruido puede poner en marcha respuestas del organismo frente a las circustancias imperantes que se encuentran sustentadas por una cascada fisiológica en la que se ven involucrados diversos sistemas biológicos, neurotransmisores y mediadores hormonales. Por una parte, al activarse el sistema medular simpático-adrenal ante un factor de estrés se produce la secreción de adrenalina y noradrenalina desde la médula de las glándulas suprarrenales (también llamadas adrenales), aumentando sus concentraciones en sangre.
Activación de las glandulas hormonales.
Por otra, se activa el eje hipotálamo-pituitaria-corteza adrenal (llamado eje HPA): el hipotálamo produce un aumento del factor CRH, que hace que la pituitaria o hipófisis incrementa la producción de la hormona ACTH. Ésta provoca que la corteza suprarrenal incremente la producción de otras hormonas como el cortisol. Estudios de laboratorio indican que por debajo de 60 o 65 dB el ruido no produce una activación fisiológica significativa o consistente, pero sí por encima de esos niveles. Según un amplio número de circustancias (estímulo percibido, capacidad y recursos del individuo para enfrentarse a él, experiencia previa, genética...), la reacción de respuesta al estrés puede ser del tipo “lucha o huye”, en la que aumentan fundamentalmente los niveles de adrenalina y noradrenalina, o del tipo “derrota”, en que se incrementa sobre todo la ACTH y el cortisol.
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