martes, 8 de julio de 2014

El ruido puede provocar estrés agudo y crónico

La reacción de estrés por ruido puede ser aguda o crónica. Ante un ruido inesperado, de origen o intensidad inusual, se pone en marcha una reacción de estrés agudo con una respuesta del organismo del tipo “huye o lucha”.

Aumento de los niveles de adrenalina.

Aumentan los niveles de adrenalina y noradrenalina: eso incrementa el flujo de oxígeno al cerebro, la frecuencia cardiaca y la presión sanguínea. Se libera energía (glucosa y ácidos grasos) al torrente sanguíneo. Cerebro, corazón y músculos disponen entonces de más energía para realizar su función. Disminuye la actividad no necesaria: el sistema gastrointestinal reduce su función, bajan las concentraciones de hormonas sexuales. Y se activan algunas funciones inmunes.

Una reacción de estrés agudo debido a una amenaza real o percibida es de corta duración.

Una reacción de estrés agudo debido a una amenaza real o percibida es de corta duración y debe cesar en un tiempo breve, para permitir la recuperación y el descanso. Si la exposición al factor de estrés, el ruido en nuestro caso, ocurre de forma repetida o recurrente, la sobreestimulación debida a la exposición crónica al ruido produce estrés crónico con una inadecuada regulación de los mecanismos de respuesta HPA vistos

 

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