El estrés generado por el ruido produce reacciones adversas, daña la salud del individuo y da lugar a diferentes estados de enfermedad. El estrés inducido por el ruido ha sido implicado en trastornos del sistema cardiovascular (ver capítulo correspondiente), endocrino e inmune.
Los estudios lo demuestran.
Diversos estudios muestran que existe una relación entre el estrés inducido por exposición al ruido, tanto aguda como crónica y los niveles de cortisol, durante y después de la exposición. Y la regulación rítmica del cortisol es un factor importante para sobrellevar de forma adecuada el estrés físico o psicológico. La alteración del eje HPA por estrés suprime algunos aspectos del sistema inmune. El estrés crónico, con la liberación continuada de hormonas del estrés y otros factores aumenta el umbral en el que se activa la respuesta inmune, provocando una reducción de la inmunidad frente a las infecciones y elevando la susceptibilidad a las infecciones por virus. Este modelo fisiológico se enriquece, complementa y es inseparable de un modelo más psicológico, en el que se contempla cómo el sujeto valora la importancia, el daño o la amenaza de un determinado factor de estrés (el ruido), el poder o capacidad de control sobre él y establece las mejores estrategias de respuesta para afrontarlo.
La exposición al ruido puede tener efectos secundarios.
Incluso cuando una persona consigue afrontar con éxito su respuesta frente a la exposición al ruido (adaptándose, vivenciándolo de forma menos negativa o generando respuestas como protegerse activamente, luchar contra sus causas, etc.), ésta puede conllevar unos efectos secundarios o costes de adaptación que producen efectos negativos en la salud o interfieren el bienestar del individuo. Bajo esta visión psicológica, el ruido como factor de estrés ambiental puede intervenir en trastornos del sueño, del aprendizaje, la memoria, la motivación, la resolución de problemas, y en el incremento de la irritabilidad y las agresiones. Cada año se pierden en Europa 587.000 años de vida ajustados por discapacidad debidos a las molestias que produce el ruido. Muchas de esas molestias, pueden estar ligadas al estrés que el ruido nos produce. Y es que adaptarse o afrontar el ruido como factor de estrés tiene un coste en salud.